Un grupo de científicos de la Universidad de Oxford realizó una prueba en base a esto, en la cual dos investigadores reclutaron gente con problemas para dormir y los dividieron en grupos. Por varias noches fueron monitoreados mientras probaban diferentes cosas para dormir.
Otro estudio incluyó tanto gente que podía dormir normalmente como insomnes, y notaron diferencias en lo que lograban pensar antes de dormir. Los insomnes imaginaban menos escenarios y les salía pensar imágenes poco placenteras, o misma sus preocupaciones diarias.
Si nos dejamos llevar por estos estudios, lo ideal no es contar ovejas, sino imaginarnos en una playa, relajados, disfrutando y descansando tranquilos.
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